Él me conocía mejor que yo a mí mismo

Conversación callejera. Noviembre 2014.
Venía caminando en la colonia centenario, y de pronto se me apareció un anciano, lo volteé a ver por dar la cara, ser transparente en cierto modo, pero me saludó.
–Hola. ¿Cómo estás?.
–Muy vien. ¿Usted?.
–Bien.
Me saludó después con la mano, me la agarró con las dos manos por un buen rato.
–
¿Vas a la Uni?
–
No, de hecho voy camino al trabajo.
–
¡Ah! que bien que trabajes cuando no haya escuela. ¿Cómo están tus papás?
–
Muy bien.
–
Bueno, que te vaya bien.
–
A usted también :)
La consideré una conversación rara por no saber quién era, pero agrada que alguien te saluda sin ninguna razón. Sus manos eran ásperas, sentía como cerros de protuberancias, no supe qué tenía. Al llegar a la oficina me lavé las manos, no es prejuicio, solo que no sé qué tenía y más valía prevenir.
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